Hace unos días leí sobre un ejercicio de escritura del que ya no recuerdo el nombre, que consiste en escribir a la mayor velocidad posible, a mano o con ayuda de un teclado, durante un tiempo predeterminado, que puede ser de un minuto, cinco minutos o diez minutos. El objetivo principal es no detenerse por nada del mundo, avanzar, siempre avanzar, algo así como la vida. Es que se vive en tiempo real, aunque suene a perogrullada, y no veo por qué no experimentar también la escritura en tiempo real, aunque probablemente la escritura tenga su propio tiempo, diferente del einsteniano y de todo lo demás, como es diferente nuestra consciencia, tanto que no podemos explicarla de ninguna manera.
Lo único que hay que tener antes de empezar el ejercicio es un tema. Se debe arrancar con ese tema (por ejemplo, la existencia de cierto ejercicio de escritura, aunque uno no recuerde el nombre). Nada impide que luego el practicante se vaya por las ramas. Mejor dicho, todo alienta que el practicante luego se vaya por las ramas, porque la simple velocidad y el no mirar atrás hacen que rápidamente esa corriente incontrolable (que la física de fluidos no podría explicar jamás), esa corriente incontrolable de la consciencia, decía, tome las riendas y uno ya no sepa a dónde va y mucho menos de dónde viene.
Claro, ocurre que el tema se agota. O uno cree que el tema se agota. Pero lo que se agota es la capacidad de pensar en tiempo real (otra vez esa categoría tonta) en una sola cosa. La cabeza se va, por ejemplo yo ahora estoy pensando en algo que se me ocurrió escribir esta tarde y no escribí, algo relacionado con el montón de pequeñas fotos que estuve poniendo en el weblog durante los últimos días. Me acordé de lo que escribió no hace mucho mi amiga Silvia, cuando tras una serie enorme de fotos empecé a escribir otra vez. Me dijo (me escribió) que había recuperado el habla. Y la sensación es esa: a veces pierdo el habla, figuradamente claro, y me convierto en un par de ojos. La vista sustituye el discurso, se transforma en una mirada activa, una mirada que dice (juro que hoy tenía un modo de explicar esto que no parecía idiota). Hasta que más tarde, días después, semanas después, me falta algo, y esa falta se convierte en tan intensa que acabo escribiendo de nuevo como quien acaba resolviendo por simple presión mecánica sus problemas para ir al baño.
Lo del ejercicio, claro. Lo del ejercicio. Una vez que termina el tiempo estipulado hay que parar de golpe, sin pensarlo, donde uno esté. Bueno, digamos que se puede terminar una frase, aunque no estoy del todo seguro. Después está permitido volver atrás para una revisión, pero no más de dos o tres minutos. Una revisión sencilla, no a fondo, para arreglar pequeños errores de tipeo o redondear una oración que no se entiende, o eliminar algo particularmente vergonzante.
Esto es mi primer intento con el ejercicio, cuyo nombre, como dije, no recuerdo. Podría haberme puesto a buscar antes de empezar, pero no tenía ganas. Ni siquiera sé si lo leí en inglés o en castellano. Eso sí, fue en un weblog, en alguna parte. Si alguien lo sabe, ¿sería tan amable de decírmelo?
Parece que hay gente que se toma esto en serio. Muy en serio. Probablemente los que ganan plata con el recurso, poniendo a sus alumnos de taller literario a garabatear pavadas durante un precioso tiempo que para el profesor se convierte en descanso.
Pero también parece que hay gente que saca provecho de esto. Gente con dificultades de expresión, oral o escrita. Gente con dificultades, a secas. Y quién no tiene dificultades. A quién no le vendría bien una vez en la vida algún ejercicio milagroso que le resuelva los problemas y sanseacabó.
No, sanseacabó nada. Van nueve minutos y prometí diez. Me duele la muñeca izquierda. Es una mala señal. Por dónde seguirá el dolor más tarde. Y ni siquiera pienso empezar a pensar en otros dolores, los que no se van a curar cuando deje de escribir y me masajee un poco los músculos que más han trabajado durante estos últimos diez minutos.
jaja Muy bien ejercicio experimental. Y te diré una cosa, no sé si ha sido por simple sugestión, al explicar tú que lo habías escrito en tiempo real, a toda máquina, pero de hecho yo lo estaba leyendo a una velocidad frenética, mucho más rápido de lo normal. O puede que, sin saberlo, o sin poder explicar muy bien cómo, no sólo son letras aquello que queda impreso en un papel o en una página web, sino también las sensaciones que envuelven al momento en que se ha escrito. Sea lo que sea, al menos en mi caso, el experimento se ha trasladado a mi proceso de lectura 🙂
Uau, eso sí que es interesante. Se ve que había una sensación de urgencia en lo que escribí. Esa urgencia fue lo que experimentaba mientras escribía. Tenía una corriente subterránea (que por algún motivo no llegué a poner en el texto) de que debía escribir realmente mucho, muy largo, un record mundial de longitud por decirlo de alguna manera. Supongo que, si tuviera muchas ganas de seguir con esto, podría tratar de lograr textos cada vez más largos. Sería divertido. Pero para eso hay que ser aún más obsesivo de lo que soy.
Debe ser porque son muchas frases cortitas. Me imagino que debe ser difícil hacer frases largas cuando no se puede volver atrás para corregir.
Tan cortitas no son, Oaky. Mirá esto, por ejemplo: “Mejor dicho, todo alienta que el practicante luego se vaya por las ramas, porque la simple velocidad y el no mirar atrás hacen que rápidamente esa corriente incontrolable (que la física de fluidos no podría explicar jamás), esa corriente incontrolable de la consciencia, decía, tome las riendas y uno ya no sepa a dónde va y mucho menos de dónde viene.” Y hay varias así.
Tal vez el tema sea que las frases funcionan justamente como ríos, menos organizadas, menos dependientes de causa y efecto, y uno tiene ganas de dejarse llevar.
Es más, casi ni hay frases cortitas. Me mandé cualquiera. Aunque esa fue la impresión (falsa) que me dio, quizás por lo que decís vos: eso de avanzar y avanzar y no redondear. Bue, el segundo párrafo lo dice mejor :).
okkk emmss muyuyy cheveree okk enviamee otroo chauuuuu mee boyyyy
meencanto tu ejercicio muy real por asi decirlo, oye una pregunta , las ventas de donde son,k ciudad puedes decirme… muchas tks