Mes: septiembre 2003

Del

El primo del del boliche del del auto blanco es suegro del del almacén del del auto gris.

El idioma bien, gracias.

Vuelvo a casa en el 151

Vuelvo a casa en el 151, de noche, después de charlar con mi amigo Douglas sobre esas cosas de la vida que tienen por precio, justamente, la vida. Hemos tomado un tinto pasable. Dos tintos pasables.

*

Las ruedas del colectivo hacen ruido de lija en la calle húmeda. Está nublado y lluvioso, tras un día de sol. Puedo quedarme dos horas sentado aquí junto a la ventanilla, siempre y cuando el tiempo afuera deje de transcurrir.

*

Empiezo a mirar ventanas. Me pasa a veces. Hay tantas ventanas, todas diferentes. Y detrás de cada una vive alguien, también diferente. El colectivo dobla bruscamente y un reguero de ventanas pasa frente a mis ojos fijos. Una de un primer piso se queda guardada aquí adentro: al otro lado está oscuro y vacío, y mientras la ventana pasa, por detrás veo pasar otra ventana, una ventana opuesta, contraria, luminosa.

*

Hay que moverse. Hay que bajar. Recuerdo la primera vez que me dolieron las rodillas al bajar del colectivo. Estoy llegando y eso también es bueno. De estos últimos minutos hay apenas un rastro vago, pensamientos que no termino de definir y que seguramente no llevan a ninguna parte.

Este es el aspecto de mi carpeta de emails borrados

Este es el aspecto de mi carpeta de emails borrados. De una parte de mi carpeta de emails borrados. La parte que tuve la paciencia de montar, captura de pantalla tras captura de pantalla, para dar una idea del volumen de spam y virus que llega cada día. Va de las nueve de la mañana a las once de la noche del jueves 25 de septiembre. Catorce horas, las de menor tráfico. Por alguna razón llegan más de estos durante la noche.

Soy consciente de que esto es como mostrar la herida de la operación. El tumor recién extirpado. La neurosis.

Pido disculpas a quienes ven algo así cada día, sólo para volver a encontrarlo aquí.

¿Qué se puede hacer? ¿Es posible salvar el email como recurso de comunicación válido, no sólo con la gente que conozco sino también con los desconocidos que quieren legítimamente llegar a mí?

Montaje de capturas de pantalla

Pelea

Están los dos de pie en el living de su casa, quietos, él cerca de la ventana y ella cerca de la puerta. Sólo mueven la boca. Por momentos se los ve desde arriba, como si el departamento tuviera diez metros de alto, y por momentos desde el piso o las paredes.

A espaldas de ella aparece un flash amarillo y rojo. Ella grita:

—¡Ataque mega cliché!

Entre ambos se forma una columna de humo, y de la columna surge un letrero gigantesco, que avanza y le golpea a él la cabeza. El letrero dice “Todos los hombres son iguales”. Doblegado por el dolor, él esconde la cabeza bajo ondas de cabello verde.

—Aahhhh —grita—. Eeeehhhhh. Aaaaahhhhhhh…

Cuando el humo se acaba, el cartel desaparece en el aire.

—Eso ha sido traicionero —dice él, agitado. Se lo ve de cerca: dos ríos de lágrimas le recorren las mejillas—. No tenía mis armas preparadas. Pero ahora…

Hace una pausa. Las lágrimas dejan de fluir. Levanta la cabeza, parece mucho más alto que antes. Un fondo parecido a una cascada de estrellas se desliza detrás de él, donde estaba la ventana. Levanta el brazo derecho y grita:

—¡Ataque hiper lógico definitivo!

Ella lanza un prolongado alarido:

—Oooooooohhhhhh…

Ha quedado sumergida en una especie de pantano gris, del que surgen dedos delgados y largos en actitud acusadora. Del fondo del pantano surgen voces cavernosas. “Lo que dije fue que”, empieza una. “No malinterpretes mi”, sigue otra. “Si lo piensas bien”, dice una tercera. Son muchas Se interrumpen entre sí. Ella se tapa los oídos y aúlla hasta que el pantano desaparece.

—Esto no es verdad —repite mientras tanto para sí misma, como si estuviera leyendo un libreto—. Es una ilusión creada por poderes que quieren librarse de mí. Debo mantener mi cordura y responder con el mayor ataque que las Bestias Familiares han puesto a mi disposición.

Ahora es su turno. Las cejas se le han convertido en dos líneas rectas que bajan oblicuamente hacia la nariz. El cabello escarlata gira alrededor de su cabeza respondiendo a vientos impredecibles. Una luminosidad creciente va creando contraluces en su ropa. Alza el brazo izquierdo, y de pronto tiene un rayo en la mano. Grita con toda la potencia de su voz:

—¡Ataque golpe bajo atómico!

El rayo parte hacia el techo y allí explota como un mundo de fuegos artificiales. De inmediato aparece el retrato tridimensional de una mujer mayor, inmensamente grande, una montaña. Ambos miran hacia arriba, ella con expresión de triunfo. Él, aterrado.

—Aaaaaaaahhhhhhhhh… —grita él, cerrando los ojos y tratando de cubrirse la cabeza. Pero es inútil, porque todos sabemos que el retrato tiene el poder de aparecérsele dentro de los párpados.

El retrato sonríe con colmillos afilados. Tiene los ojos rojos.

—Mírate en ese espejo —dice ella, mientras tanto, culminando el ataque vencedor—. ¡Eres igual a tu madre!

Autopista

Foto por Eduardo Abel Gimenez

Travesías

Foto por Eduardo Abel Gimenez

Foto por Eduardo Abel Gimenez

Foto por Eduardo Abel Gimenez

Un gatito

Un gatito empieza a cruzar las vías cuando un tren viene a toda velocidad. Haciendo uso de mis superpoderes lo envuelvo en una burbuja temporal, lo acelero y logro que llegue a salvo al otro lado. Pero el alma inmortal del gatito ha quedado atrás, y ha sido arrastrada por la máquina asesina, allá lejos, fuera de mi alcance, fuera del alcance de todos, hilacha invisible, despojo sin nombre. Pobre gatito, ahora me mira desesperado, sin alma, huérfano para siempre. Y ya no puedo hacer nada por él.

Corre riesgos

Corre riesgos,
sale de su asombro,
persigue objetivos,
cae en la cuenta,
inclina la balanza,
sacude la opinión pública,
arranca aplausos,
arrastra multitudes,
impulsa proyectos,
nada en la abundancia,
huye de los lugares comunes.

¡Salta a la vista!

Y todo esto sin mover un pelo.

Acabo de hacer un cambio de cara

Acabo de hacer un cambio de cara en las páginas del weblog. Todavía no sé qué pensar. No quiero que sea original, sino agradable de ver y sobre todo muy pero muy legible. Habrá que ver si lo consigo. Agradeceré mucho cualquier comentario al respecto.

Percusión

Ya de pequeño descubrió que al golpear suavemente con los dedos en distintos puntos de su propia cabeza producía ruidos maravillosos, con una riqueza que merecía ser explorada.

Practicó mucho, especialmente de noche, cuando el silencio de alrededor le permitía apreciar mejor las sutilezas de sus golpes.

Cuando fue al conservatorio simuló estar interesado en los instrumentos de percusión. Pero en casa sólo tocaba en su propia cabeza. Egresó con honores.

Durante la adolescencia logró los mayores hallazgos. Por ejemplo, podía imitar la complejidad del tabla hindú tocando con los dedos índices y mayores en las mejillas infladas, permitiendo leves movimientos del aire dentro de la boca.

Su carrera no estuvo exenta de dificultades. Sin ir más lejos, cada intento qie hizo de grabar sus interpretaciones fue un fracaso. No había equipos adecuados para percibir esa música del modo en que él podía oírla desde su propio interior. De manera que inventó una notación especial que le permitía reproducir una pieza de modo exactamente igual cada vez: líneas y puntos para la nariz, para las cejas, para los diversos puntos del cuero cabelludo, combinados con figuras para cada dedo.

El verdadero virtuosismo llegó luego de los veinte. Fue capaz de reproducir, golpeando sólo en las orejas, el solo de John Bonham en “Moby Dick”.

El problema, entonces y por el resto de su vida, era que nadie más podía oírlo.