Gerd maneja demasiado rápido, tocando la banquina en cada curva, llevado encuestas por el olor del viento que empuja el parabrisas hacia atrás. Pero la palabra encuestas sobra en la frase anterior, vino de otra parte, llevada por el mismo aire que Gerd tortura a su paso, arrastrada en dirección a este texto por las tensiones internas de otro texto, expulsada letra a letra a la banquina de un lado de la autopista sólo para que llegara al otro lado de la misma autopista, escupida, intrusa aquí y allá como un jarabe amargo en el sector de la farmacia donde sólo se vende a los niños.