Mes: julio 2006

Tomas

Todas las tomas incluyen a alguien que camina, a veces en primer plano (y la acción de caminar se intuye en el movimiento de la cabeza, en la frecuencia de la respiración, en la forma de enfocar de los ojos), a veces en la distancia, a veces entre personas inmóviles, a veces entre gente que corre. Todas las tomas incluyen una gota de sangre, tal vez filmada en el momento en que fluye de la herida (y entonces suele haber una zona brillante ahí donde la sangre refleja el cielo), tal vez en caída lenta por una pared lisa, tal vez fija en la punta del cuchillo. Todas las tomas transcurren de día (y entonces uno se interesa por la hora exacta, pero no hay manera de deducirla), en una ciudad oscura, bajo un cielo nublado, sin sombras, sin contraste. Todas las tomas duran cinco segundos (y entonces uno va aprendiendo a sincronizar la respiración con el cambio de imagen, de manera que el aire entra antes del corte, hay una pausa, y el aire sale después del corte), que se pueden corresponder con cinco segundos de tiempo real o no: a veces la acción está casi detenida, a veces el movimiento es veloz, a veces hay un cambio en mitad de la toma y el tiempo se acelera o se frena de repente, sin aviso, generalmente sin motivo. Todas las tomas están hechas en blanco y negro (y entonces tratamos de adivinar el color del sombrero, de los zapatos, de la bicicleta, comparando esos grises con los grises del semáforo, del cielo, del camión de bomberos). Todas las tomas incluyen algo fuera de foco (y entonces parpadeamos mucho, como si tuviéramos los ojos húmedos), que puede ser el fondo tras la persona que camina, o la persona ante el fondo de casas todas iguales, o el tronco de un árbol, o un auto que pasa. Todas las tomas están en negativo (y entonces uno ha debido verlo todo muchas veces para entender poco a poco lo que ocurre, lo que deja de ocurrir, lo que se muestra y lo que se esconde), de manera que hay elementos que no se identifican con facilidad. Todas las tomas fueron hechas el seis de abril de mil novecientos sesenta (y entonces uno está tentado de buscar información sobre esa fecha en la historia universal, en la historia del país, en la historia del barrio, en la historia personal, pero se resiste porque seguramente sería inútil). Todas las tomas tienen una mancha blanca con forma de delfín (y entonces uno discute consigo mismo, y con los demás, si es realmente esa forma, u otra) en la esquina inferior derecha, a veces más grande, a veces más pequeña, a veces notoria, a veces casi invisible.

La palmera en el placard

No tenía explicación.

Recordar

Agrom se levanta de mal humor. Tal vez soñó algo malo, o pensó en algo malo mientras despertaba. Se pone las zapatillas y va al baño. El golpe llega cuando está por lavarse los dientes, en el momento en que se mira al espejo: es entonces cuando no tiene otro remedio que recordar.

La moneda

La moneda pasa rodando de una baldosa a otra. Está nublado. Hace frío. Me sigo olvidando el nombre de algunas cosas.

Desde la cocina se oye una máquina, una sierra que atraviesa algo. Ya no es tan temprano. A todo esto, la mujer del frasco de café sonríe.

De adentro de mi cabeza viene una música antigua, sin nombre, gastada por el uso. Me gustaría verme en un espejo, ahora mismo, así como estoy, conocerme un poco mejor antes de seguir construyendo lo que acabará por ser el día.