Jugaba con las manos a la espalda, de manera que al poco rato todos pensamos que ocultaba algo. Nadie se atrevió a preguntar. Quienes dimos la vuelta con disimulo no encontramos nada. El misterio continuó durante horas, y después días. Farly me dijo, en voz baja, que el mundo llegaría a convertirlo en leyenda, si no fuera que todo lo que hacemos queda encerrado entre estas cuatro paredes.