Autor: Eduardo Abel Gimenez

Miranda y el tiempo

Miranda se para frente al hombre de la caja, apoya el índice de la mano derecha en el mostrador y entrecierra los ojos. Está pensando cómo decirlo. El momento se extiende. El cajero inclina la cabeza a un lado, mientras transcurre un segundo de más. Alguien tose en la vereda, justo frente a la puerta abierta. Se oye un bocinazo. Un avión levanta vuelo allá en el aeropuerto. Hay que imaginar que todos los relojes de la ciudad se hacen visibles de pronto, como una constelación, que los millones de relojes brillan en la oscuridad y se mueven al compás de sus portadores, unidos por los hilos del tiempo, la telaraña mayor, el tejido de las transformaciones. Hay que entender el trabajo enorme que hay tras cada segundo, la acumulación de pequeños avances y retrocesos, dudas, cavilaciones. Hay que olvidarse de las imágenes fijas, del photo finish, del electrón como esfera suspendida en el espacio, mientras Miranda levanta el dedo, suelta una parte del aire que traía en los pulmones y se deja llevar como hace siempre.

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¿Sueñan los botones con hilo de coser?

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Imagen hecha con fragmentos de otras imágenes cuyos autores las pusieron en el dominio público

La vida es insomnio

6 La vida es insomnio
A costa de Pedro Calderón de la Barca

Soñar acaso

soñar acaso

El sueño de la tortuga

Sting hace honor a su propia consigna (“si amás a alguien, dale la libertad”). Se cumple el sueño de la tortuga azul.

4 El sueño de la tortuga

Con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo

3 serpientes
A costa de Silvio Rodríguez

El sueño de la razón produce pokemons

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A costa de Goya

7

7 realidad
Fuente de la imagen de fondo (dominio público)

6

6 Una grieta en el muro
Fuente de la imagen de fondo (dominio público)