Categoría: Exploraciones

Google Sightseeing

Google presentó hace poco una opción que acompaña sus mapas de Estados Unidos y Canadá: la posibilidad de sustituir un mapa por una imagen satelital. En muchas áreas, las fotos satelitales llegan al nivel de ver con nitidez casas y autos. También, por supuesto, playas, montañas, árboles, lagunas, bases militares.

Pero lo genial es la aparición de un weblog, Google Sightseeing, que se dedica a recoger vistas que por uno u otro motivo valen la pena: monumentos, estadios, puentes, fenómenos naturales, la célebre Área 51… Y poner el link a la imagen en Google Maps satelital. Los visitantes mandan sus propuestas, y el editor (u editores) del sitio eligen. Hay muchas joyas, incluso para quienes no vivimos allá. Desde que lo descubrí lo miro día a día (publican mucho) y sigo cada uno de sus links. A veces me quedo largos ratos haciendo zoom para adentro y para afuera, recorriendo alrededores, paseando. Como dice el slogan de Google Sightseeing, “¿Para qué molestarse viendo el mundo en la realidad?”

Me imagino que el verdadero peligro, lo de veras apasionante y obsesivo aparecerá cuando aparezca el mismo servicio para los sitios que uno conoce bien.

Actualización (18/4): En una entrada del blog de Google se admiran del fenómeno y ponen varios links que hay que atender.

Año nuevo chino

Ayer fuimos al festejo del año nuevo chino, en el barrio chino de Buenos Aires. Había una feria en la calle, y a la tarde salieron a pasear un dragón y un león. Aquí van algunas fotos.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
El brazo alzado de estos gatos se mueve hacia adelante y hacia atrás. No están saludando: llaman a la prosperidad.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
Uno de los muchos personajes cool del lugar.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
Buenos deseoz.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
Donde fueres haz lo que vieres.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
¡Llegó el dragón!

Foto por Eduardo Abel Gimenez
El dragón se detenía en cada comercio. En los más grandes (supermercados, restaurantes) entraba.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
Todos teníamos que tocar al dragón.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
El león: otro personaje del festejo. Formado por dos personas, a veces el que hacía de cabeza se subía a los hombros de otro, como en esta foto.

Foto por Eduardo Abel Gimenez
Dragón y león tenían músicos que los acompañaban. El tambor del león tocaba con entusiasmo.

Alan Parsons contra los fans

El sábado pasado mi mujer y yo fuimos a ver a Alan Parsons al Gran Rex. Estuvimos en la primera fila del pullman, allá arriba, con muy buena vista del escenario.

A nuestro lado había un fan en estado puro. Cuarenta y pico, tal vez cincuenta años. Cantaba todas las canciones de memoria. Tocaba la batería en el aire. Estaba entusiasmado de veras.

El público, en general, compartía el entusiasmo. Alan Parsons hacía propaganda de su website, y lo ovacionaban. Hacía propaganda de su disco más reciente, y lo ovacionaban. Volvía a mencionar el website, y…

En cierto momento del show, Alan Parsons hizo una pausa, miró fijo hacia un rincón del pullman, a una buena distancia de nosotros, y dijo algo así como: “Ahí arriba hay dos cámaras. Quiero que las apaguen.” Luego esperó, mientras nosotros, el público, queríamos más música. Un momento después insistió: “Dije que apaguen esas cámaras. Estan advertidos. (You’re warned!)”

La sala se quedó muda. Una corriente de hielo se abrió paso como una grieta en el océano de adulación. No sé si apagaron las cámaras o no, o si alguien las hizo apagar. La música empezó otra vez, pero el clima de la sala era otro.

Al rato, en mitad de un tema, nuestro fan sacó una cámara fotográfica de alguna parte y la apuntó, sin disimulo, al escenario. De inmediato apareció una mujer que estaba de guardia, se metió por delante de nosotros y le hizo guardar la cámara.

El fan dejó de tocar la batería. Dejó de cantar. En cuanto hubo un poco menos de ruido, gritó para que todos lo oyeran: “¡Policía! ¡Gordo botón!”

Durante los bises algunas personas se amontonaron en los pasillos de la platea, frente al escenario. Desde arriba, en la relativa oscuridad de la sala, era posible ver los displays de varias cámaras de fotos y de video. En varios momentos se dispararon constelaciones de flashes. Los criminales estaban tan apretujados y saltaban con tantas ganas que ningún guardia se atrevió a llegar a ellos.

Al final de todo, cuando la gente se puso de pie para aplaudir, el baterista de la banda se levantó también, apuntó una cámara al público y sacó una foto. La banda saludó. Cuando estaban a punto de retirarse, el baterista sacó otra foto.

“¡Policía! ¡Forro! ¡Gordo botón!”, insistió nuestro fan. Y en voz bien alta, a su pareja: “Si yo no les puedo sacar una foto, que se metan la cámara en el orto.”

Salimos todos en calma. Un compañero de trabajo de mi mujer, que también estuvo, comentó al día siguiente que el show no le había gustado nada. Pero no por la música, sino por la mala onda.

La pregunta del millón es: ¿qué espera lograr Alan Parsons con su actitud? Me imagino que proteger su propiedad intelectual, aunque no esté muy claro de qué.

Tal vez hubiera algún pirata en la sala, que tratara de filmar el show para después venderlo. Tal vez no. Si lo había, lo más probable es que igual haya logrado su objetivo. ¿Y qué? El bueno de Alan, el gordo botón, logró alienar a sus mejores fans. Que nadie vaya a su website. Que su disco se llene de polvo en las vidrieras brillantes de los shoppings. Quienes estábamos ahí, tras pagar 60 pesos o más por la entrada, teníamos derecho al buen trato y a que nos dejaran vivir.

¿Te roban una foto, Alan? Ay, pobrecito. ¿Te filman un video trucho, con mala calidad? Ay, qué desgracia. No sólo estás hundiendo tu propio negocio, dear Alan, además te estás arruinando la vida con la paranoia y la crispación de la industria discográfica. ¿Por qué no disfrutás del cariño de la gente? ¿Por qué no nos tratás como iguales? ¿Por qué no dejás que te llenemos los bolsillos en paz, permitiéndonos esos pequeños gustos que no sólo no te cuestan nada sino que a la larga terminan engordando, indirectamente, tu cuenta bancaria?

Así como están las cosas, no te extrañe que tu música empiece a desaparecer de los programas tipo Kazaa, pero no por la persecución, sino porque dejás de interesarle a la gente.

*

P.D.: En una entrevista publicada en Página/12, tras hablar de su participación en “The dark side of the moon”, de Pink Floyd, Alan Parsons dice: “Cuando el disco salió fue un gran empujón para mi carrera. Cambió mi futuro: si no hubiera trabajado con Pink Floyd, The Alan Parsons Project nunca habría existido. No me siento culpable por haber imitado a Pink Floyd de cuando en cuando: tenía derecho de hacerlo.” Estoy de acuerdo, claro. Pero me pregunto si nuestro querido Alan estaría dispuesto a otorgar al prójimo los derechos que tan liberalmente se atribuye a sí mismo.

Firefox 1.0

Acaba de salir Firefox 1.0. Ahora no queda ninguna razón para seguir usando Internet Explorer.

No se trata de una cuestión ideológica, ni “anti Microsoft”. Firefox es un programa mucho mejor, y además gratis.

Algunas ventajas:

  • Bloquea los popups. Basta de ventanas intrusas con avisos indeseados. (Pero si uno los quiere permitir para un sitio en particular, ningún problema.)
  • “Tab browsing.” Se puede abrir varias páginas en una misma ventana (u optar por ventanas separadas cuando convenga). Difícil de explicar como virtud hasta que se lo experimenta, y luego completamente indispensable.
  • Trae Google (y otros buscadores) incorporado a la barra de herramientas. También es mejor la función “Buscar” dentro de una página. Hay que verla para apreciar la diferencia.
  • Incluye un administrador de bookmarks (favoritos) que por fin da ganas de usarlo.

Hay más, incluyendo cuestiones importantes como la mayor seguridad (que no detallé arriba porque es un tema que no puedo describir con precisión).

La desventaja es que hay sitios que están hechos para Internet Explorer, y no funcionan del todo bien con Firefox. Por ejemplo, el diario Clarín. Pero esto debería ir cambiando a medida que Firefox se difunda.

Es en serio. Para muchos de nosotros, el navegador es de lejos el programa que más usamos. Firefox significa una mejora importante en nuestra calidad de vida.

Limpia, fija y da esplendor

Limpia, fija y da esplendor

Sachet de shampoo marca DRAE

(Sachet de shampoo traído de Uruguay.)

Gombrowicz

Foto carnet de Witold GombrowiczEl 4 de agosto es el centenario del nacimiento de Witold Gombrowicz, que vivió en la Argentina durante 24 años antes de convertirse en uno de los escritores más apreciados de su generación.

Mi padre, Eduardo Gimenez, escribió un artículo sobre Gombrowicz, con fotos y cartas inéditas hasta ahora (incluyendo la foto carnet de la derecha), y lo acaba de publicar aquí, en Mágica Web: “Witold Gombrowicz, en el centenario de su nacimiento. Documentos inéditos”

Resulta que Gombrowicz trabajó durante siete años en el Banco Polaco, de Buenos Aires, hasta 1955. El artículo se refiere especialmente a ese período.

Lo que mi padre no cuenta es que él mismo entró al banco en 1958, cuando ya había pasado a ser Banco Continental. Allí conoció a Helena Zavadska, la jefa de Gombrowicz, y tuvo con ella sus propios altercados. Y encontró a otros ex compañeros del escritor, que le dieron su propia versión de los hechos.

De manera que este relato es de primera mano, de alguien que, si bien no conoció al escritor en persona, convivió largamente con sus huellas.

Canjear por recuerdos

Este es uno de esos cupones que las maquinas de Sacoa entregan cuando termina el juego.

cupon.jpg

No sé si podré elegir los recuerdos, pero me gustaría canjearlo por la música de una película que se me fue para siempre de la cabeza. O por el final de una novela que leí hace tiempo y ya no se consigue. O por la cara de aquella chica del campamento en Valeria del Mar.

La habilidad de los autores de virus

La habilidad de los autores de virus para la “ingeniería social” sigue produciendo anécdotas graciosas. Me acaba de llegar este mensaje, acompañado por un attachment que, por supuesto, era un virus:

Subject: E-mail account disabling warning.

Dear user, the management of Magicaweb.com mailing system wants to let you know that,

Our main mailing server will be temporary unavaible for next two days, to continue receiving mail in these days you have to configure our free auto-forwarding service.

Further details can be obtained from attached file.

Have a good day,
The Magicaweb.com team
https://magicaweb.com

(Por si alguien necesitara la aclaración: en el “Magicaweb.com team” no hay nadie más que yo.)

Actualización de las 12:

Me llegaron otros tres mensajes diferentes, así que es una serie. Seguramente le estará llegando a todo el mundo. Aquí van los nuevos mensajes:

Subject: Notify about your e-mail account utilization

Dear user of “Magicaweb.com” mailing system,

We warn you about some attacks on your e-mail account. Your computer may
contain viruses, in order to keep your computer and e-mail account safe, please, follow the instructions.

Pay attention on attached file.

Best wishes,
The Magicaweb.com team
https://magicaweb.com

Subject: E-mail account security warning

Dear user of e-mail server “Magicaweb.com”,

Some of our clients complained about the spam (negative e-mail content)
outgoing from your e-mail account. Probably, you have been infected by a proxy-relay trojan server. In order to keep your computer safe, follow the instructions.

Pay attention on attached file.

The Management,
The Magicaweb.com team
https://magicaweb.com

Subject: Warning about your e-mail account

Dear user of “Magicaweb.com” mailing system,

Your e-mail account will be disabled because of improper using in next
three days, if you are still wishing to use it, please, resign your
account information.

Advanced details can be found in attached file.

Cheers,
The Magicaweb.com team
https://magicaweb.com

El algoritmo que genera la URL parece ser bastante estúpido. En las versiones que me llegan a otra dirección de email, cuyo dominio termina en com.ar, la “firma” aparece así:

The Com.ar team
http://www.com.ar

La gran biblioteca de Internet según Clarín

Qué raro este artículo del suplemento de informática de Clarín: “Descubrí los anaqueles de la gran biblioteca de Internet”, por Marcelo Bellucci.

Presenta una cantidad de websites de los que se puede bajar ebooks gratis. Muchos con copyright. Pero no se toma el trabajo de hablar de propiedad intelectual. Lo único que aparece en ese sentido es un curioso eufemismo: “Para anular el factor riesgo, uno puede leer algunas páginas del libro en la comodidad del hogar y si el texto es lo suficientemente bueno, encargarlo por Internet o salir a buscarlo.”

No defiendo la propiedad intelectual en su presente estado. Al contrario, pienso que hay que modificar el concepto y las leyes, para adaptarlos a las posibilidades de lo digital y también a los usos y costumbres que se van difundiendo al respecto. Debería ser legal el bajar y copiar ilimitadamente cualquier tipo de obra, sin un costo específico para cada una de esas acciones, quedando la retribución a los autores para resolver de otras maneras (hay varias posibles). Pero este es otro tema.

Lo que me sorprende de Clarín es que proponga bajar gratis libros que están bajo propiedad intelectual. Es decir, en contra de la legislación vigente. Primero porque es Clarín. Segundo porque no aclara una postura al respecto. Tercero por ese raro guiño sobre el “factor riesgo”.

Pareciera que me perdí algo en el camino.

Íconos pequeños

¿Soy el único con dificultades para entender algunos íconos pequeños?

Hay dos que de verdad me volvieron loco durante un tiempo, hasta que un día “vi” qué eran.

El primero es éste, Fragmento de captura de pantalla de Windows 98, que representa el escritorio (desktop) en Windows 98. Yo veía un pincel con pintura blanca sobre una superficie a medio pintar (los rincones azules son sectores todavía no pintados).

El segundo es éste, Fragmento de captura de pantalla de Windows 98, que pertenece a Mozilla e indica que hay nuevo email. Durante cosa de un mes sólo pude ver una especie de torta medio rota, con una velita.

Mi oculista prefiere no opinar sobre el fenómeno.