Desde fines de los ochenta, con la proliferación de CDs, los discos de rock y pop se fueron haciendo más largos y a la vez más espaciados en el tiempo. Quienes venían publicando un disco de cuarenta minutos por año pasaron a publicar uno de sesenta o setenta cada tres años.
Ahora da la impresión de que la moda vuelve atrás. Están saliendo otra vez discos de cuarenta y pico de minutos, con más frecuencia (hay quienes vuelven a la producción más o menos anual).
No es que me guste seguir modas: tengo todos los prejuicios debidos al respecto. Pero reconozco que los discos tan largos habían empezado a cansarme. Es difícil escucharlos de una vez. Parecen estirados. Estos discos nuevos son compactos (valga la redundancia), no sobran minutos, tienen un “arco” de tensión más adecuado.
Pero seguro que ya todo el mundo había descubierto esto que digo.