Fui a curiosear el sitio del Archivo General de la Nación. Apena la escasez de material que se puede ver online. En lo que llaman “galería” hay unas veinte fotos en baja resolución, otras veinte páginas de escritos históricos, exactamente ocho videos, y en cuanto a mapas… Bueno, no, el link a mapas, en la galería, no anda. La sección “publicaciones” tiene PDFs de los libros que publicó el AGN: algunos índices, tratados sobre los distintos fondos documentales, catálogos de exposiciones, los once números de la revista Legados.
¿No hay más cosas digitalizadas? ¿O no se toman el trabajo de subirlas online?
Por suerte se me ocurrió buscar en YouTube. Ahí sí, el AGN tiene un canal con cantidades de videos: una delicia tras otra.
En 1959 yo cumplí cinco años, así que era un poco chico. Pero años más tarde me pasé muchas mañanas de domingo en el Parque Rivadavia (o Lezica), sobre todo intercambiando discos. El video es corto y genial, sobre todo la última frase del locutor en off: “estos futuros astronautas de fines del siglo XX”.
Sí, son todos varones. ¿Qué esperabas de 1959? En realidad, hay una nena. Aparece medio escondida en el segundo 15. Pero ella no mira revistas, por supuesto; está fascinada (o asustada) con la cámara.
Yo también anduve por Córdoba de mochilero, hacia 1971. Ese gesto para hacer dedo, en estos tiempos de porno omnipresente, ya no se puede hacer más. Del texto se destaca esa mochila “soliviantada por la potencia de los sueños”.
Ni hace falta decirlo: otra vez todos varones. Y bueno, las chicas no hacían eso. Pobres ellas, pobres nosotros, por tantas cosas que nos perdimos.
¿Y las fotos del AGN? En Wikimedia.org hay una categoría con 670 imágenes. Esta me era conocida:
Resulta que esta foto está en la historia de Ramos Mejía que escribió mi padre (libro que se puede leer entero online, siguiendo ese link).
Entre principios de los noventa y alrededor de 2007, antes de que uno pensara que estas cosas debían estar online, mi padre fue montones de veces al Archivo General de la Nación a buscar documentos. Era difícil encontrar algo sobre Ramos Mejía, incluso para él que tenía claro cada cosa que andaba buscando. Una sola vez fui con él al AGN, con mi camarita digital, a fotografiar la sucesión de Doña María Antonia Segurola de Ramos Mejía.
También lo acompañé a la Biblioteca Nacional y al Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires, en La Plata.
Mi padre publicó su libro en 1995, pero después siguió investigando y escribió diez “Cuadernos de Ramos Mejía”, como los llamó: escritos más breves, de los que hacía unos diez o quince ejemplares artesanalmente, para distribuir en ciertas bibliotecas. Una culpa comparto con el AGN, aunque en dosis mucho menor: tampoco esos “Cuadernos” están online. En vida, mi padre no quiso que los subiera. Ahora, a casi nueve años de su muerte, podría empezar a hacerme cargo del tema.
Volviendo entonces al AGN: hay que recordar que en estas cosas Google Images suele ser nuestro amigo. La búsqueda “archivo general de la nación argentina” fotos (con la palabra “fotos” fuera de las comillas) da resultados más o menos infinitos.
Mientras seguimos lamentándonos por la falta de material digital, y solo porque nos gusta sufrir, podemos darnos una vuelta por las decenas de miles de fotos de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos (en Flickr). O la colección online del British Museum, con más de un millón de registros que incluyen imágenes.
O bueno, que no todo sea protestar. La Biblioteca Nacional tiene un montón de material online. El Instituto Ravignani, también. Y hay más. La cosa es tener paciencia para andar buscando.