Mes: diciembre 2008

Enredado

Papel

Me acaban de hacer notar que el papel no está tan blanco como otras veces. Me gustaría poder hacer algo al respecto, pero es el ruido, ¿oyen?, la sierra de la otra cuadra, las válvulas del colectivo que pasa por la esquina, el tipo que martilla como asesinando al perro. Todo contribuye. El papel recibe esas cosas, es como las plantas que son sensibles a todo. El papel se empieza a poner amarillo en los bordes, en las puntas. Lo escrito también se deteriora, se pone gris, más que nada en verano, cuando uno abre las ventanas y el ruido entra a tapar mi desorden con el suyo. Dejo como prueba la palabra prolegómeno, que (lo saben quienes me conocen bien) jamás usaría en un texto.

La espera

La espera no es una sola. Las esperas se superponen, se cruzan, se entremezclan.

Lo sé porque soy experto. Mi rol es siempre el de esperar. Puedo esperar once cosas simultáneamente, y al parecer sin esfuerzo.

Pero todo tiene precio, y la espera también. El tiempo gastado en esperar vale por dos, y llega un momento en que ese tiempo se suma, y entonces soy más viejo.

Sol de canto

Vigilancia

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Raíces

Empezamos a echar raíces y ya las tenemos que volver a arrancar.

Pero queda un pedazo ahí abajo, siempre queda un pedazo. Raíz sin cuerpo, después duele a la distancia.

Mejor así, parece, dicen. Las raíces acumuladas pueden pesar más que el cuerpo.

Desde un décimo piso, la pequeña raíz cuelga impotente y los que pasan se ríen de ella.

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