Lo explica Silvia Katz en la introducción: “Pin pon me aterrizó, como suele acontecer a menudo con las ideas, con nombre y todo. Redondita, saltarina y juguetona. Imposible resistírsele. Así que, ni bien comenzaron las clases, invitamos a escritores amigos del taller a participar de este proyecto, proponiéndole a cada uno crear un cuento junto a un grupo de chicos. Todos aceptaron el desafío y así nos aventuramos por un mar desconocido que nos trajo, no sin peripecias, a este puerto-libro. Ruth Kaufman y Sergio López Suárez desde Colonia y Montevideo, Uruguay; Adela Basch y Eduardo Abel Gimenez desde Buenos Aires, María Teresa Andruetto desde Córdoba, Pablo Henríquez Micheletti desde San Juan y Daniel Sagárnaga desde acá a la vuelta son los creadores que brindaron su talento, su tiempo y, a la distancia, se animaron a jugar de igual a igual con niños, casi siempre destinatarios de sus obras”.
El mecanismo fue así: Silvia me mandó un comienzo de cuento que escribieron los chicos; lo seguí un poco más; luego les tocó a los chicos avanzar, y de este modo hasta el final. Una vez por semana, el cuento daba un paso más.
Terminado el texto, mis coautores hicieron las ilustraciones. Silvia diseñó y diagramó el libro con los siete cuentos hechos de esta forma y lo mandó a imprimir. Como dice Walter Binder en la contratapa, sobre Silvia Katz: “Su maestría para coordinar desde hace 25 años esta usina de belleza se manifiesta nuevamente en libro, con un arte y edición que ya son una deliciosa costumbre”.