Autor: Eduardo Abel Gimenez

Yo, robot (Isaac Asimov)

Yo, robot. Isaac Asimov. Edhasa, Colección Nebulae, Barcelona, 1964. (9 fotos.)

Libro invitado: Historia de las cruzadas (M. Michaud)

De la Biblioteca Popular 9 de Julio: Historia de las cruzadas. M. Michaud. Traducido por G. A. Larrosa y M. Aranda. Edición ilustrada por Gustavo Doré. Tomo segundo. Barcelona, Montaner y Simon Editores, 1887. (14 fotos tomadas por Carina Andrea Lara con la bibliotecaria Patricia Mónica D’Elia.)

Vera historia del deporte (Oski)

Vera historia del deporte. Oski. Ediciones Universitarias de Valparaíso, Santiago de Chile, 1973. (14 fotos.)

Libro invitado: Teatros de papel. Colección Lucía Contreras Flores (catálogo)

De la biblioteca de Pilar Muñoz Lascano: Teatros de papel. Colección Lucía Contreras Flores. Catálogo de la exposicióncelebrada en el MuVIM, Museu Valencià de la il·lustració i de la Modernitat, del 21 de febrero al 20 de abril de 2008. (12 fotos tomadas por Matías Acosta.)

Libro invitado: Juvenilia y otras páginas argentinas (Miguel Cané)

De la biblioteca de Luciana Schwarzman: Juvenilia y otras páginas argentinas. Miguel Cané. Buenos Aires, Espasa Calpe (Colección Austral), 1952. (6 fotos tomadas por Luciana.)

Libro invitado: ¡Por su culpa! (Luciana Schwarzman y Leni)

De Ediciones de la Terraza: ¡Por su culpa! Texto de Luciana Schwarzman. Imágenes de Leni. Ediciones de la Terraza, Córdoba, 2013. (9 fotos con Luciana, tomadas por Vanina Boco.)

Araminta Station (Jack Vance)

Araminta Station. Jack Vance. New York, Tom Doherty Associates, 1989. (10 fotos.)

Libro invitado: Diccionario infantil (Roberto Del Villano)

De la biblioteca de Selva Bianchi: Diccionario infantil. Roberto Del Villano. Buenos Aires, Ediciones Centurión, sin fecha (hacia 1946). (6 fotos tomadas por Selva.)

Libros invitados: Tutú Marambá y Zoo loco (María Elena Walsh)

De la biblioteca de Cristina Sobico: Tutú Marambá (1976) y Zoo loco (1975). María Elena Walsh. Ilustraciones de Pedro Vilar. Buenos Aires, Sudamericana. (9 fotos tomadas por Cristina.)

Dice Cristina:

“Cuando se acerca la Feria del Libro siempre me acuerdo cuando iba a recorrerla y me compraba algunos. Veíamos a los grandes firmando ejemplares: Borges, Quino, Fontanarrosa, o recuerdo cuando Viuti me dibujó una tira en un papel que colgué en mi cuarto. Se me mezclan las épocas, lo que es seguro es que María Elena Walsh está presente en los libros de cada feria a la que fui durante la infancia. Al volver a casa esperaba el momento en que vinieran mis amigas para correr al cuarto y sentarnos a leer en la cama cantando sus canciones e inventando músicas para los versos locos durante horas.”

Libro invitado: Solo para niñas (Josefina Bolinaga)

De la biblioteca de Bárbara Couto: Solo para niñas. Josefina Bolinaga. Ilustraciones de Martha Adams. Colección El Globo de Colores, Libros de Quehacer, Aguilar, 1957. (31 fotos tomadas por Bárbara.)

Dice Bárbara:

Seleccionada para representar al libro infantil español en el Gran Premio Hans Christian Andersen de Publicaciones Infantiles del año 1956. (Entre otros premios.)
Durante toda mi infancia hubo en casa dos libros, de mi mamá que me llamaron la atención. Uno se llama “Títeres de cabeza” (algo así) y este “Solo para niñas”. El primero, que he buscado hasta el cansancio sin éxito para hacerle fotos, era mi favorito. Daba instrucciones claras para hacer títeres con cabeza de papel maché e incluía varias obras de teatro, que representé hasta el hartazgo cuando era chica. El otro “Solo para niñas” me resultaba aburrido, pero ahí estaba, siempre al lado. Hace poco lo encontré y lo miré atentamente. Seleccionado para un premio Andersen, ilustrado hermosamente, lo leí. El rol que las niñas deben tener queda tan precisamente claro desde el mismo prólogo editorial que no puedo más que compartir una párrafo que resume el concepto de todo el libro: 
“Este libro pretende que sus pequeñas lectoras se diviertan en trabajos útiles para ellas y para el hogar, que, lógicamente, ha de ser el objeto, próximo o lejano, de su vocación. El ambiente casero debe estar lleno de poesía y de encanto; hacerlo así es una obligación de la mujer; pero todo tiene su oficio, y ese oficio se aprende y se enseña. Más importante aún es despertar en las niñas el amor a él; educar su sensibilidad para la gran función que deben realizar en el día de mañana”.