Categoría: Citas

Mail de Elvio

[20/4/2002]

Uno de los mejores saludos que recibí en los últimos tiempos:

“Un gran abrazo, Gandalf del hiperespacio (como ves, mantengo intactas mis características y jerga de fan, aunque Tolkien me rompa prolijamente las bolas).”

Me lo mandó Elvio Gandolfo.

Modular PC Downsizes the Computer

[18/4/2002]

Modular PC Downsizes the Computer (AP en Yahoo!): “A little-known San Francisco company called OQO Inc. announced on Tuesday a ‘modular’ computer that crams processor, memory, battery and storage into a package the size of a paperback novel.”

Cuando el dólar vuelva a estar barato (sí, ya sé, no me digan), por fin vamos a poder llevar la computadora al baño.

[18/4/2012]

El artículo ya no está en Yahoo, pero lo encontré en otro lado. OQO Inc., según Wikipedia, dejó de operar en 2009. El dominio oqo.com muestra una página en blanco, lo que es una pena porque ahora OQO, por supuesto, es una editorial española de libros para chicos.

Sobre el tema de llevar la computadora al baño, está claro que el futuro llegó en algún momento de estos últimos diez años. En mi caso, cuando el correo me trajo el Kindle. En otros, con el iPad.

(Mensaje para el próximo futuro que venga: “Kindle” es una marca de aparato especializado para leer libros digitales; “iPad” es una computadora portátil del tipo que ahora se llama “tablet”. Seguramente seguirá habiendo artículos al respecto en la Wikipedia, que por supuesto no hará falta recordar qué es.)

¿Amistoso?

[17/4/2002]

Las itálicas son mías:

Clarín: “El equipo de Bielsa consiguió la victoria en Stuttgart con un gol de Sorín. Aimar y Gallardo tuvieron que dejar la cancha lesionados. Seguramente será el último amistoso de Argentina antes del Mundial.” (sic) (o tal vez sick)

¿Cómo van a ser, de aquí en más, los partidos no amistosos?

El ciudadano de mis zapatos

[12/4/2002]

“No distingo lo que quería hacer de lo que sólo se parece a lo que quería hacer de lo que es para el otro lado de lo que quería hacer. Si tenía ganas de ser corredor de coches termino subido a los autitos chocadores y, lo que es peor, no entendiendo por qué si tienen ruedas y volante y acelerador no me siento como quería. Debe ser, me lo explico, que no quería ser corredor de coches. Y esa manera de corregir mi error es, otra vez, un error. Como el que se interna en un bosque tirando miguitas y no deja de hacerlo nunca, en la seguridad de que no se va a perder pues está tirando miguitas. Al poco tiempo todo el bosque está lleno de miguitas que indican todos los caminos posibles y ocultan el primero. Contar esta historia es una manera de mantener las manos ocupadas, para que ya no sigan en la valiosa tarea de tirar miguitas. Con la esperanza de que algo se despeje, de lograr desandar algo, ahora voy dejando palabras.”
(Luis María Pescetti, en la muy conmovedora novela El ciudadano de mis zapatos, Premio Casa de las Américas 1997. El capítulo 1, completo, está aquí.)

[12/4/2012]

Nuevo link para el capítulo 1, esta vez en la edición corregida de Punto de Lectura, 2004. (Este fragmento sigue igual.)

Esto de las casualidades a veces sorprende en serio. En el post inmediatamente anterior hablabla de las Irrupciones, que inicialmente publicó otra editorial, pero en estos diez años reeditó Punto de Lectura. Y ahora, en el post siguiente, hablo de El ciudadano de mis zapatos, que inicialmente publicó ottra editorial, pero en estos diez años reeditó Punto de Lectura. No es que mencione tantos libros por aquí. Y menos esa editorial en particular. ¿Qué falta ahora?

La escuela y los hijos

[6/4/2002]

“Mucha de esa gente siguió y sigue hoy defendiendo la escuela pública, pero una cosa son los principios y otra cosa muy distinta, los hijos. Los hijos cambiaron todo. A la hora de incribirlos en una escuela, no lo hicieron en la municipal de a la vuelta, sino en la bilingüe doble turno que les aseguraba, además, buen manejo de computación y, por qué no, un área creativa intensa.” (Sandra Russo en Página/12)

[6/4/2012]

Una distinción interesante, esa entre los principios y los hijos. Para mí el tema era sensible, porque un mes antes mi hijo había empezado la primaria… en una escuela privada.

Juan Falú en Página/12

[6/4/2002]

Dice Juan Falú en Página/12: “En este momento, la canción podría ser uno de los indicadores de la crisis argentina. Uno puede ver cómo hubo un período musical de enorme fecundidad y cómo fue descendiendo poco a poco. Hoy la canción es el reflejo de una devaluación ética, está demasiado pendiente de la moda y el mercado como únicos referentes.” Y también: “Nuestras melodías son más bien lentas, apuestan a la profundidad, no contienen artificios ni elementos ligados a la velocidad, que son los que fascinan hoy.” En la nota está acompañado por Liliana Herrero; siguen presentando su disco con canciones de Leguizamón y Castilla.

[6/4/2012]

Siempre al día Juan Falú. De todos modos, es posible que YouTube y otros espacios virtuales hayan logrado mayor diversidad. A una ampliación descomunal de la pavada se le contraponen algunas canciones “lentas” y “profundas”. Y tengo que decir que hay pavadas divertidas.

¡Volví a encontrar la nota en Página/12!

Unos días antes posteé una reseña de una presentación de Juan Falú.

Bookman

[3/4/2002]

“Bookman lee con dificultad (y lentitud) porque se queda mirando los espacios blancos de las interlíneas, en los que cree ver formas (como fantasmas o como mapas), diagonales formadas por una misma letra, el perfil de alguna persona conocida, y otras cosas por el estilo (como cuando uno mira un piso de esas baldosas formadas de muchas piedritas, en las que se ven caras y figuras —y que hacen que uno se quede largos ratos en el baño).

“Se detiene a contemplar la elegancia de una ‘a’ en Times New Roman, por ejemplo. El relieve (bajo) de algunos impresos en linotipo (la sensación de cosquilleo al pasar la punta de los dedos por esta textura —de textos).”

(Douglas Wright, en La página de Douglas, que solía ser la sección de humor de Imaginaria.)

[3/4/2012]

Después, Douglas convirtió la sección de humor de Imaginaria en el jardín de El Jardinero Mágico, que lleva años regando las flores de manera original.

Hace poco, Douglas volvió a dibujar a Bookman en su blog Otros Douglas: uno, otro, otro. Y hay más.

The Web is a world that is profoundly social

[19/3/2002]

The Web is a world that is profoundly social. Its geography itself is social, a map of connections and passions. It is thus a world that we’ve made for ourselves that is a reflection of our best nature and a place where can imperfectly perfect our imperfect natures.” (David Weinberger, uno de los autores del Cluetrain Manifesto.)

[19/3/2012]

En el año 2002, decir que la Web era profundamente social era realmente adelantarse a la época. Para ayudar a la memoria: no existían Facebook, Twitter, Google+, LinkedIn, etc. Tampoco YouTube. La Wikipedia recién empezaba. And so on and so on (como diría Vonnegut).

Por supuesto, David Weinberger, y en general los autores del Cluetrain Manifesto (¡de 1999!) tenían y siguen teniendo las cosas muy claras. (Pero de Rick Levine, uno de los cuatro autores, no hay noticias. Ni siquiera artículo en la Wikipedia.) David W., sin ir más lejos, sigue blogueando en la misma dirección de aquel entonces. Y ni que hablar que los links funcionan y seguramente seguirán funcionando por mucho tiempo más. 

Google’s near-magical ordering

[13/3/2002]

“Google’s near-magical ordering of the Internet is built around the notion that computers are good at doing repetitive, uncreative things — fetishistically counting things, for example — and rotten at understanding why they’re being asked to do these boring tasks. By contrast, human beings are great at understanding why they’re doing something, but they’re woefully deficient in the do-the-same-thing-perfectly-and-forever department.” (Artículo de Cory Doctorow, descubierto vía Dan Gillmor.)

[13/3/2012]

El artículo sigue siendo valioso, y lo que dice arriba (entre otras cosas) sigue siendo cierto. Pero hay algo en lo que resulta irremediablemente viejo: el entusiasmo por Google. En 2002, Cory era fan de Google como lo éramos todos, y además lo decía y lo razonaba, y demostraba por qué merecía Google que fuéramos sus fans.

En estos diez años, Google mejoró como buscador, y agregó otros servicios excelentes (YouTube, Reader, Blogger que ya estaba pero mejoró, Docs). Y también se convirtió en una corporación gigantesca, que merece al menos cierta sospecha. Cory Doctorow no escribiría hoy ese artículo.

Dan Gillmor viene diciendo en Google+ que cerró su cuenta en Facebook, dejó la “church of Apple”, y desconfía de Google, pero menos que de Apple y Facebook. (No encuentro el link a esos comentarios, pero igual están dentro de Google+, otro lugar cerrado de los que vienen floreciendo. Como ya anoté por aquí, Dan Gillmor no anda más por aquellos viejos links. Ahora está en Google+, y en DanGillmor.com.)

Personalmente, dejé de ser fan de Google el año pasado, cuando destruyó las funciones para compartir cosas de Google Reader, y le endilgó un diseño corporativamente correcto y pésimo en cuanto a usabilidad.

Por supuesto, los links a Google+ y Google Reader solo sirven para algo si uno tiene cuenta en Google.

Poniendo en hora el reloj de sol

[8/3/2002]

“Se dirigió hacia el panel de control y llevó a cabo un ajuste. El sol dio un salto hacia atrás de unos diez grados. Ullward regresó y comprobó el reloj de sol.

“-Eso está mejor -dijo-. Miren ahora. Las cuatro menos diez en el reloj de sol. Y las cuatro menos diez en mi reloj. ¿No es algo estupendo?”

(Jack Vance, “El retiro de Ullward”. En Estación de Abercrombie, Barcelona, Bruguera, 1977. Traducción de José Manuel Pomares.)

[8/3/2012]

El link no va más. Nuevos links a reseñas del libro en castellano:

  • Uno (” la pericia de uno de los escritores que mejor han sabido evocar en sus relatos ese clima de irreductible extrañeza que debería caracterizar toda buena obra del género”.)
  • Dos (“El primero [de los tres relatos del libro], ‘El retiro de Ullward’, es una fábula demasiado extendida cuyo interés se centra en la crítica al estilo consumista americano. Pues eso son los protagonistas, supuestos habitantes del siglo no sé cuántos, que aparecen en este relato: americanitos de los años cincuenta, por mucho que se llamen con nombres extravagantes, viajen cómodamente entre las estrellas o, como narra el relato, alquilen planetas.” Y también: “¿Es esto lo mejor de Jack Vance? Sinceramente, espero que no. Como espero no tener que enfrentarme a otras traducciones de José Manuel Pomares, maestro del falso amigo y del estilo transparente. Sí: ése a través del cual se puede leer, si uno tiene la inclinación, el inglés del original.”)

Link a la página de Wikipedia sobre “Ullward’s Retreat” (English).

Estación de Abercrombie contiene la mitad de un libro que en inglés se llama The Best of Jack Vance.