En el centro de esa línea en espiral hay un punto anaranjado que no tiene explicación. Las huellas llevan a cualquier parte menos al culpable. Sabemos muy poco, cada vez menos, como si el punto anaranjado nos fuese absorbiendo los depósitos de memoria.
Alguien pulsa un botón, pero no hay respuesta. Quién nos dice que el botón esté conectado a algo. Puede ser una trampa, pero si es así ya caímos.
Nos movemos lentamente, buscando los puntos de menor resistencia, tratando de aparentar que estamos todos de acuerdo. Clara sonríe, pero nadie le hace preguntas.