Categoría: 7. Lo demás

El que se encuentra con psicólogos no necesariamente sale psicoanalizado

El jueves 15 de junio fui a charlar sobre libros y escritura con los integrantes de Encuentro Clínico, un grupo de psicólogos (¿debería decir psicoanalistas?). Me invitó Florencia Gattari, colega de primera línea en esto de escribir libros para chicos.

En plena sesión. A mi lado, Florencia
Fue un encuentro feliz, una oportunidad como pocas de hablar con adultos sobre mis libros para chicos. Habían leído Vania y los planetas y La Ciudad de las Nubes, además de algo de mi poesía. Hicieron preguntas incisivas, que traté de contestar (alguna me dejó trastabillando; creo que todavía debo la respuesta). Asomó fuertemente mi inclinación a jugar, también con la escritura.

Casi un paso de danza. Después, Florencia se iba a bailar tango

Días antes, Florencia posteó en Facebook dos invitaciones al encuentro, acompañadas con citas astutamente elegidas:

“Da un paso dentro del cuarto, y la mitad del aire desaparece. Levanta la cabeza: llega casi hasta el techo. Apoya las manos en la cintura. El filo de su mirada se aparta de mí y traza un surco a lo ancho del escritorio de Vania, hasta perforar el dibujo. Los cocodrilos deben tenerle miedo al padre de Vania”. De Vania y los planetas.

“Estoy buscando a un marinero en particular, el del mechón rubio, ojo izquierdo Motorola, brazo desmontable. Llevo el detector encendido, aunque me esté comiendo la batería. Pero sería imposible confundir a Geng, incluso en la marea de gente que hace crujir el muelle. Lo veo acercarse con la sonrisa plantada bajo esa nariz roja que nadie se atreve a llamar payasesca. Al mismo tiempo el detector me llena el campo visual de manchas verdes. Lo apago.
“Geng se detiene frente a mí y me hace una reverencia exagerada. Pero cualquier reverencia es exagerada.” De “Realidad”, un cuento de La ciudad de las nubes.

Hoy (día siguiente), Florencia posteó en Facebook las dos fotos que se ven acá (no sé quién del grupo las tomó), acompañadas con esta descripción:

“Pasamos una mañana hermosa en Enlace Clínico. De charlar, reírnos, estar fuera de foco… Alguien comentó después que es una alegría escuchar a gente que se anima a jugar. Suscribo. Gracias, Eduardo, por tu escritura, por la visita y por la calidez de tus respuestas”.

Compartí su post, también en Facebook, agregando:

“Ayer fui a charlar con una banda de psicólogos, sobre escribir libros. Ahora sé que nada me amedrenta. ¡Gracias, Florencia Gattari, por la invitación! La verdad es que fue un grupo bárbaro, y lo pasé muy bien”.

Así todo da gusto.

En la Feria del Libro de Buenos Aires

Momentos en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 2017.

Encuentro en el stand de Edelvives. De izquierda a derecha: Didi Grau, Jimena Tello, Franco Vaccarini (¡gracias por la foto!), Natalia Méndez, Elba Rodríguez y yo.
Entrega del Premio Sigmar, del que fui jurado. De izquierda a derecha: Verónica Chwat (directora de Sigmar), Fabiana Fondevila (segundo premio, por Ana despierta), Horacio Convertini (jurado), Martín Sancia (primer premio, por Todas las sombras son mías), Alicia Salvi (jurado) y yo. Falta Silvia Portorrico, editora de Sigmar. (Foto de la editorial.)
Entrega de los Destacados de Alija. Acá agradezco el destacado a Justo cuando en la categoría Libro Ilustrado. A la derecha, fuera de la foto, estaba Cecilia Afonso Esteves. (Foto de Diego Moscato.)
Entrega de los Destacados de Alija. Judith Wilhelm (centro) agradece el destacado a El regalo de los Reyes Magos en la categoría Labor Editorial. Al lado, María Wernicke (que ilustró el libro); yo traduje el texto de O. Henry. (Foto de Diego Moscato.)

 

Firmando un ejemplar de Justo cuando en el stand de Comunicarte. (Foto de la editorial.)

Entrega de premios del Fondo Nacional de las Artes

Diploma en mano, con Carolina Biquard, presidente del Fondo Nacional de las Artes, y Alberto Manguel, director del área de letras del FNA (y de la Biblioteca Nacional)
El miércoles 31 de mayo, el Fondo Nacional de las Artes entregó los diplomas del Concurso de Letras 2016, en las categorías novela, cuento, ensayo y poesía. Me tocó el segundo premio de novela, con una novela inédita, Juicio a las diez. El primer premio le correspondió a Leila Sucari, con Adentro tampoco hay luz. El jurado de la categoría: Romina Doval, Fernando Sánchez Sorondo y Guillermo Martínez. La lista completa de categorías y ganadores está en la página del FNA.

Muy bonito el diploma:

El FNA tuvo la buena idea de imprimir un cuadernillo con el comienzo de los doce textos que recibieron premios y los cuatro que recibieron menciones, más páginas de presentación por Carolina Biquard Alberto Manguel y datos biográficos de los autores.

Estoy contento y agradecido. La gente del Fondo es amorosa y trata muy bien a los premiados; gracias especiales a Tamara Florin, Josefina Licitra y Luciana Olmedo-Wehitt.
La foto grupal de los premiados, al final de la entrega de diplomas. Esta foto y la primera están tomadas de la página del FNA en Facebook; no tienen crédito de autor

Segundo premio

Me tocó el segundo premio en la categoría “Novela” del Concurso de Letras 2016 del Fondo Nacional de las Artes. Fue con una novela inédita, Juicio a las diez. El primer premio le correspondió a Leila Sucari, con Adentro tampoco hay luz.

El jurado de la categoría estuvo compuesto por Romina Doval, Fernando Sánchez Sorondo y Guillermo Martínez.

La lista completa de categorías y ganadores, en la página del FNA.

En las Jornadas de LIJ de Comodoro Rivadavia

El 30 de septiembre y el 1° de octubre se hicieron las Jornadas Regionales de Literatura Infantil y Juvenil en Comodoro Rivadavia, donde me tocó la apertura (hablando sobre el encuentro, y también choque, entre literatura y tecnología). Las organizaron Patricia Dominguez y Susana González, desde la Cátedra Libre de LIJ de la Universidad de la Patagonia.

Listo: ese es el enunciado seco y formal.

Ahora necesito decir que fue un viaje hermoso, que Patricia y Susana se hicieron querer desde el primer momento, que en pocos lugares me hicieron sentir tan bien como en Comodoro Rivadavia.

Compartí el viaje con Iris Rivera, un lujo que recomiendo a los amigos colegas. Allá encontré a Nelvy Bustamante y a Lilia García Bazterra, con quienes compartimos gustos, charlas y comidas.

Lo anterior ya bastaba para volver feliz. Pero el domingo, encima de todo, Patricia nos llevó a Iris y a mí a pasear por los alrededores de la ciudad. No se entiende la belleza del lugar, que las pocas fotos incluidas acá fracasan en describir. Además, en Rada Tilly (paraíso vecino a Comodoro) nos recibió María José Abeijón (Majó), secretaria de cultura del lugar, que nos mostró el centro cultural, nos invitó a almorzar y nos presentó a Carmela, que se prestó a compartir en nuestra mesa un cuento con barquito de papel incluido.

No sé. Algo debo haber hecho bien para que me pasen estas cosas.

Estoy muy agradecido. Ya se lo dije a las personas que nombré. Pero vale la pena hacerlo público.

En las fotos,momentos del fin de semana y aspectos del paisaje.

Susana González, Patricia Dominguez, Lilia García Bazterra e Iris Rivera.
Una mitad de los (debería decir “las”) participantes en las Jornadas. Un público que me hubiera traído conmigo.

La otra mitad del público, más (de derecha a izquierda) Iris, Lilia, Nelvy Bustamante, una persona que no conozco (fea mi actitud), Susana, y la decana de la Facultad de Humanidades.
A punto de empezar, Patricia Dominguez tiene el tupé de hablar bien de mí.
Comodoro Rivadavia. Atrás el cerro Chenque, aterrazado con cemento para evitar que decida mudarse sobre la ciudad.
El mar, en el camino entre el hotel y el colegio donde se hicieron las Jornadas.
El Colegio Nacional Perito Moreno, donde se hicieron las Jornadas.
Verónica de Campos da su taller “Papelpalabra”, uno de los varios que hubo el sábado a la mañana.
La vista desde el primer piso del colegio.
Rada Tilly desde el norte. Al fondo, Punta Marqués.
Rada Tilly desde el sur. Al fondo, Comodoro Rivadavia.
Mirando el sur desde Punta Marqués.
Patricia Dominguez e Iris Rivera en Punta Marqués.
Comodoro Rivadavia, con zoom, desde Punta Marqués.
Espacio intencionalmente libre para ballenas y lobos marinos.
Iris Rivera y la playa de Rada Tilly.
Iris y Patricia miran Comodoro desde las alturas.
—El mejor helado de Comodoro —dijo Patricia, sabiendo de qué hablaba. ¿Y cómo se puede llamar una heladería en esa zona? ¡”Helados del Viento!” Algunos gustos: chocolate rebelde, limón avergonzado, murra enamorada.

Destacados ALIJA 2015

Hoy, viernes 6 de mayo, es la entrega de los Destacados ALIJA 2015. Formé parte de un jurado que trabajó bien, a conciencia, comprometido, y en el que terminamos haciéndonos amigos, con Cecilia Bettolli, Daniela Azulay, María Wernicke y Gloria Candioti. Esta noche se van a leer los fundamentos que escribimos, y en los próximos días se publicarán online. Pero más allá de esos fundamentos, vale la pena contar algunas cosas, y lo hago en nombre del jurado en conjunto:

1) Como cada año, los libros participantes fueron solo los libros que las editoriales mandaron a ALIJA. Muchísimos, pero no todo lo publicado.

2) En dos categorías simplemente no hubo candidatos: Libro para Bebés y Novela Gráfica. En rigor, entonces, más que desiertas quedaron vacantes.

3) Nos parece que la otra categoría desierta, Traducción, sería mejor si fuera Libro Traducido. En ese caso no solo se tendría en cuenta la traducción en sí, sino de qué libro se trata, de modo más abarcador.

4) Estamos convencidos de que hace falta la categoría Libro Ilustrado, en la que se premien libros por el conjunto de su contenido (texto, ilustración, diseño) y no solo por una parte. Esa categoría es más amplia que la existente Libro Álbum. Las bases no nos permitieron crearla, pero sí agregar un destacado “fuera de categoría”. Ese libro, _Los equilibristas_, es nuestro elegido como Libro Ilustrado. Esperamos que ALIJA incluya la categoría el año que viene. Estamos agradecidos a la Comisión Directiva de ALIJA por la confianza que nos tuvo y por la completa libertad de la que disfrutamos.

 

 

 

 

 

Book trailer para Mis días con el dragón

Hace unos días fui a charlar con los chicos de cuarto grado (A, B y C) de la NEA2000, en mi barrio de Belgrano. Es el tercer año que voy, y como siempre lo pasé muy bien. Siempre tienen una buena sorpresa para darme, y esta vez no fue menor: los chicos hicieron un book trailer para Mis días con el dragón, el libro que leyeron. ¡Mi primer book trailer! Muchas gracias a todos. Aquí lo comparto. (Ningún dragón fue herido en la realización de este video.)

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=lp_vs6GTIaY]

El día D: los comentarios

El año pasado Natalia Méndez inventó un nuevo proyecto de blog anual: “El día D”. La idea se entiende sola al ver cómo empezó:

  • 1 de enero: Día de lluvia con sol
  • 2 de enero: Día de las formas de comunicarse
  • 3 de enero: Día de las uñas de colores
Así hasta el 31 de diciembre. Como ya hizo con una idea anterior, “Una palabra por día” (que lleva varios años, cada año con una autora diferente), al terminar 2013 Natalia invitó a otra persona a seguir con “El día D”.
El bocadillo extra fue que me invitó a mí. Y me estoy divirtiendo mucho.
Empecé el primero de enero, y se me ocurrió acompañar la frase de cada día con una imagen. A veces la asociación es inmediata, a veces no tanto. Considerando que los blogs vienen en caída libre en cuanto a visitas, lo vengo publicando en Facebook, donde también pido que otras personas pasen por el blog para anotar sus propios “días de”.
El resultado: en los primeros veinte días, hay más de cien comentarios en el blog. Creativos, personales, originales… Estoy sorprendido, encantado y agradecido con esto. Así que acá abajo va un grupo de esos comentarios, a razón de uno de cada cinco, seleccionados con el criterio de representar la diversidad más que la calidad. (Después de todo, ¿qué cuernos es la calidad?) No pongo los autores por dos razones: no estoy seguro de que quieran ser identificados más allá del blog de origen; y los comentarios forman un mundo unitario en sí mismo, del que es autora una comunidad y las personas empiezan a difuminarse. Los nombres de los autores, entonces, se pueden encontrar en “El día D”, junto con los otros comentarios.
Acá van, arbitrariamente elegidos, por orden de aparición:
  • Día de cerrar para abrir
  • Día de tirar un dado
  • Día de que me lean historietas como cuando era niña
  • Día de tapar las manchas de la pared
  • Día de trasplantar cactus que han crecido a macetas más grandes
  • Día de buenas ideas
  • Día de lanzacuchillos a la chica que gira
  • Día de bloquear las redes sociales (lo cual parece que se opone a la charla, pero resulta que no)
  • Día de tengo ganas, pero me da fiaca
  • Día de aletear
  • Día de estrenar un koinobori naranja
  • Día de cantar una canción que no sepamos… hasta que la sepamos
  • Día de vacío y la huella
  • Día de duelo
  • Día de acomodar ideas
  • Día de ver algo especial en lo cotidiano
  • Día de volver a escuchar un disco que no te había gustado. (El mentado experimento tiene por hipótesis que el tiempo surte efecto en nuestras preferencias.)
  • Día de pegar colores en cada cuadrado del mosquitero
  • Día de escupir ideas masticadas (delicadamente por supuesto)
  • Día de respirar aliviado

Alea Jacta est

  [youtube https://www.youtube.com/watch?v=qKxU9Ch2aws]

Marzo de 1991. Hicimos este corto policial de forma casera, en una noche, para divertirnos, en la casa de Alicia y Jorge (Colonia del Sacramento, Uruguay). Jorge (más conocido como Mario Levrero) es el asesino. Juan Ignacio Fernández Hoppe (por entonces un chico de 10 años), la víctima. Elvio Gandolfo, el detective. Mi tarea fue llevar la cámara y, luego, hacer la edición.

En esta versión, tras el corto agregué una toma de cuatro minutos en la que se ve a Jorge escribiendo los créditos que usaríamos. Debe ser el único video que existe de Mario Levrero frente a su máquina de escribir.

Hasta ayer, por veintidós años, este video fue un secreto. Lo vimos quienes participamos en él, y unos pocos amigos cercanos. El lunes pasado (28 de octubre) se “estrenó”, en unas Jornadas sobre Mario Levrero organizadas por la Universidad de Tres de Febrero. En ese momento avisé que el paso siguiente eran YouTube y Facebook, y al otro día lo publiqué. No dije nada del blog, claro, pero acá también tenía que estar.

Poeplas

“La presente antología de poesía para niños de autores argentinos, realizada por Valeria Cervero, reúne a algunos ‘históricos’ de la literatura infantil y juvenil y a nuevos o atípicos cultores del género. La compilación incluye textos de Iris Rivera, Ruth Kaufman, María Cristina Ramos, Nelvy Bustamante, César Bandin Ron, Laura Wittner, Didi Grau, Eduardo Abel Gimenez, Luciana Mellado y Roberta Iannamico; con ilustraciones de Marisa Eylenstein, Julieta Laztra, Daniel Roldan, Mariel Fariña, Alejandra Ferrada, Nuria Bolzán y Romina Santos. El libro digital fue presentado en la 23ª Feria del Libro Infantil de Buenos Aires (2013) para su lectura online, en el stand de Bibliotecas de la ciudad.”

(Se puede descargar gratis en formato ePub.)

Esta es mi poesía incluida en el ebook:

Frío

Hace mucho frío.
Tanto frío que los autos no arrancan,
las vacas no mugen,
el corazón no late.
Tanto, que hay una nube
colgada en el mismo sitio
desde hace horas.
Hace frío adentro de la letra O.
Hace frío en la sartén
donde se fríen lentamente
unos copos de nieve.
Están congeladas las puntas del número 1,
aunque eso es algo que pasa con frecuencia.
En medio de la cama apareció
un cartel de prohibido entrar.
El café recién servido
levantó vuelo y emigró al norte,
donde dicen que es verano.

Pero es tanto, tanto el frío que
la mecedora no se mece,
la música suena más lenta,
los ojos miran un punto donde no hay nada.
En el tallo de la planta
esas no son hormigas
sino esculturas de hielo.
El aliento se hace vapor,
el vapor agujas,
las agujas giran sobre sí mismas
buscando algo que pinchar.

Las líneas de sombra de la reja del balcón
están quietas en el ángulo de hace un rato,
por más que el sol siguió de largo.

En la calle la gente se enrosca y pliega
hasta refugiarse en su propio ombligo.
Los edificios de enfrente han encogido,
de manera que entre ellos queda un pasadizo.
El aire está espeso.

El lápiz llega a un centímetro del papel
y ahí se le acaban las fuerzas.