Dice John que ella iba a tomar el tren siguiente al de las 9.09. Es la única pista que tenemos. ¿A dónde iría? ¿Desde dónde?
1) Hay un tren que sale a las 9.09 de la mañana de Aix en Provence, con rumbo a Marsella. Para el siguiente hay que esperar bastante: sale a las 10.45.
2) Otro tren, proveniente de Ollantaytambo, llega a Aguas Calientes a las 9.09, pero de la noche. Habrá que dormir por ahí antes de ir, por la mañana, a Machu Picchu. Si ella insiste en llegar a la luz de la luna, el tren siguiente llega pasada apenas la medianoche: a las 0.11.
3) Si perdió el tren que sale de Fredericia a las 9.09, con rumbo a Copenhague, tiene suerte: el próximo sale a las 9.34.
4) Claro que John Lennon escribió “One After 909” en Liverpool y cuando tenía diecisiete años; es decir, en 1957. Es posible que hablara de los trenes que conocía y que los horarios hayan cambiado desde entonces. Si es así, tal vez hubo un tren que saliera de la estación Liverpool Lime Street a las 9.09. Ahora, lo más cercano es uno que parte hacia Birmingham a las 9.04; ¿se habrá adelantado cinco minutos en sesenta y dos años? Ahí también habría que esperar hasta las 9.34 para tomar el siguiente.
5) Por suerte hay otra Liverpool, aunque un poco lejos: en Australia. Es un suburbio de Sydney. El tren local que sale de la estación Leightonfield a las 9.09 llega a esa Liverpool a las 9.22. El siguiente sale a las 9.26 y llega a las 9.39.
6) Si nada de esto convence, refugiémonos en los “números de los ángeles”, un verso pero no de canción. El 909 implica que algo importante para nosotros está terminando (¿este post, por ejemplo?) y que… Ah, no, hay que mirar el siguiente. El “número angélico” que sigue al 909 es el 911, y según un sitio especializado no implica emergencias, sino que va a ocurrir algo bueno. Ok, corto y fuera.