Mes: julio 2002

Se va el cuarto de hora

[16/7/2002]

Vacíos

[15/7/2002]

Hay un vacío. O dos, pero la suma de vacíos es como la suma de infinitos, siempre da lo mismo.

El lápiz visto desde la letra

[12/7/2002]

El oso

[11/7/2002]

Con la llegada del invierno, el oso abrió la heladera, se comió todo lo que había, preparó la cama cuidadosamente, bostezó de una manera interminable y se dijo que por fin era hora de hibernar.

Estaba levantando la puntita de las mantas para meterse abajo cuando sonó el teléfono. Corrió a atender.

—¡Hola! —dijo la voz de su hermana, que vivía muy lejos, en el hemisferio opuesto—. ¡Acabo de despertarme de mi hibernación! ¡No sabés lo linda que estuvo!

Me alegro —dijo el oso—. Yo estoy por acostarme ahora.

¡Ah, siempre me olvido de que estás en otra estación! —dijo la hermana, que lo único que jamás olvidaba era pronunciar los signos de admiración.

No importa —dijo el oso—. Saludos para los oseznos.

Y cortó. Bostezando otra vez dio unos pasos hacia la cama, y entonces oyó el ruido inconfundible de una carta que el portero deslizaba bajo la puerta de entrada. La curiosidad pudo más que el sueño, así que fue a ver.

Era la cuenta de la luz. Y tenía que pagarla ahora, no podía esperar a que terminara el invierno. De manera que buscó la tarjeta de crédito en uno de los bolsillos más ocultos de su abrigo, fue a la computadora, la encendió, se conectó a Internet y pagó a través de la Web. Los ojos casi cerrados, los bostezos que se sucedían como en un desfile, el sueño intolerable casi le impidieron apagar la máquina. Pero lo logró, y enfiló una vez más hacia las mantas suaves.

Sonó el timbre. Sin abrir la puerta, el oso gritó con su voz de oso:

¿Quién es?

Fumigador —dijo una vocecita al otro lado.

No, gracias —dijo el oso—. Vuelva en primavera.

Bueno —contestó la vocecita—. Que tenga un buen día.

El oso se arrastró hasta la cama, justo a tiempo para ver que una cucaracha enorme escapaba de entre las mantas y se quedaba a la espera de novedades al otro lado.

Creo que debí dejar entrar a ese tipo —dijo el oso en voz alta, cada vez más contrariado.

Dio la vuelta a la cama y consiguió darle a la cucaracha un zarpazo impecable que la estrelló en el piso. Ahora, pensó, debería limpiar el lugar. Pero ya no, imposible, tenía demasiado sueño.

En el momento de empezar a meterse entre las mantas sintió una corriente de aire helado y miró hacia la ventana. La persiana estaba clausurada, pero uno de los paneles corredizos había quedado un poquito entrabierto, de manera que tuvo que levantarse para cerrarlo del todo.

Ahora sí, se metió en la cama y empezó a tirar de las mantas para taparse hasta las orejas. Sin embargo, algo andaba mal. ¿Cómo podía ver todo lo que ocurría si la casa debía estar a oscuras para que él pudiera dormir?

Qué tonto: se había olvidado de apagar la luz. Tenía que levantarse una vez más, y en cuanto lo hiciera, seguramente, alguna otra cosa lo iba a interrumpir, y así no conseguiría hibernar nunca.

Un momento, se dijo, sorprendido con lo que se le acababa de ocurrir. Caramba. Yo soy un oso. No tengo heladera, ni computadora, ni teléfono. No me llegan cuentas de la luz, ni vienen fumigadores. Tampoco hay porteros por aquí. Ni persianas, ni, ya que estamos, ventanas siquiera. Vivo en una cueva, en medio del…

¡Ya sé! —dijo el oso en voz alta, aliviado—. ¡Debo estar soñando!

Y con eso se despertó, abrió los ojos lentamente y aspiró hondo. Una rendija de luz en la entrada de la cueva le permitió descubrir que, allá en el mundo exterior, acababa de empezar la primavera.

Open Content Network

[10/7/2002]

Open Content Network: “We are in the process of creating the Open Content Network, which aims to be the world’s largest content delivery network (CDN).

“Users will soon be able to download open source and public domain software, movies, and music at incredibly fast speeds from this global, distributed network.

“Using a new Peer-to-Peer technology, called the ‘Content-Addressable Web’, indviduals will be able to contribute to the open source movement by donating their spare bandwidth and disk space to the network.

“Note: Contrary to what some articles may say, the OCN is not a file sharing network like Kazaa. Rather, it is a controlled content delivery network for open source and public domain content.” (Vía Pub-Forum.)

[10/7/2012]

No pasó nada. El link lleva a cualquier cosa. Las referencias más nuevas que aparecen en Google (y que no se refieren a otra cosa) son de 2003.

Mirando gente en el “tenedor libre”

[10/7/2002]

• El nene tiene ojos grandes y hoyuelos en las mejillas. El padre, de cara pequeña, parece que podría compartir algo de la buena predisposición de su hijo, aunque desentonan los labios color de necrosis. La madre está amargada, pasa un mal día, o simplemente es así. En vez de hablarle al chico le ladra. Lleva un corte de pelo brujeril. Tiene unas arrugas o protuberancias, no veo bien, a ambos lados de la boca, ahí donde las comisuras de los labios le caen vertiginosamente en desprecio al mundo.

• Es alta, delgada, lleva uniforme negro y seguramente estudió alguna de esas carreras fascinantes donde les enseñan a hacer hoteles más confortables, restaurantes más tentadores, cosas así. Alguien, al pasar, la llama Pilar. Con semejante nombre, debe ser un verdadero soporte en este sitio. Siguiendo con el estúpido juego de palabras, me pregunto si usará sostén.

• Durante el noventa y nueve coma nueve por ciento de la historia de la humanidad, con la cara que lleva y las caderas que mueve al caminar, esa chica habría sido el ideal de belleza femenina. Le tocó la mala suerte de nacer hace veinte años, así que tiene fácil ocho kilos de más.

• Vino con su mujer, sus dos hijas prepúberes y su hijo de seis o siete años. Come, come, come. De pronto, levanta la mano derecha para interponerla entre él y la más hiperactiva de sus hijas, como quien intenta detener una bala, como quien quiere protegerse del camión que está por atropellarlo, como quien se defiende de la lluvia sin paraguas.

Un nuevo juguete

[9/7/2002]

Un nuevo juguete, que se presenta como “el más grande del mundo”, llegará a los comercios del ramo antes de la próxima Navidad.

Creado por Mens Sana Corp., se trata de LYPS, nombre que deriva de la palabra “Ellypse”, y es a la vez acrónimo de “Little Yellow Planetary System”.

Como su nombre sugiere, consiste en un sistema solar completo, a escala uno en mil millones. La pieza central, una pelota inflable de intenso color amarillo que alcanza alrededor de un metro de diámetro, contiene una lámpara y requiere dos baterías comunes. “De noche será espectacular”, asegura Venus Lander, CEO de Mens Sana Corp, “visible desde todos los confines del juego”.

El resto de los elementos, en su mayoría bolas de plástico comparativamente pequeñas, llegarán en un tablero con etiquetas que facilitarán su identificación. Por ejemplo, la Tierra será una bola azul con un diámetro algo superior al centímetro, e irá acompañada por una bola blanca de tres milímetros, la Luna.

Estarán todos los planetas y sus lunas conocidas. “Para simplificar”, aclara Ms. Lander, “hemos unificado todas las lunas de menos de doscientos kilómetros de diámetro en bolitas de dos milímetros”.

El toque verdaderamente original de LYPS es un tubo delgado que contendrá varios gramos de arena común. El tubo incluye un sistema especial que permite extraer un solo grano por vez. Se trata del cinturón de asteroides, que tantas veces ha sido dejado de lado.

Junto a estas piezas que harán las delicias de grandes y chicos, un manual de casi mil páginas explicará el montaje inicial y posterior desarrollo del juego.

“Con la ayuda de un carrete de hilo de varios kilómetros de longitud, que lleva una marca cada metro”, explica Ms. Lander, “será posible para el usuario tomar las medidas necesarias para situar cada planeta, luna y asteroide del sistema solar en una representación exacta del sistema solar auténtico. El manual incluye la disposición de las piezas para representar cualquier momento de un período de diez mil años, cinco mil hacia el pasado y cinco mil hacia el futuro”.

La bolita que representa la Tierra, por ejemplo, deberá ser situada a unos ciento cincuenta metros de la pelota-Sol, con la Luna a cerca de cuarenta centímetros de ella. El diámetro total del juguete, una vez armado, será de más de ocho kilómetros, aunque esta medida es extremadamente variable en función de la excéntrica órbita de Plutón.

El primer cliente de Mens Sana Corp es un colegio de Pittsburgh, que ya ha encargado su ejemplar a pesar de que aún faltan cinco meses para la comercialización del producto. “Nos convenció el bajo precio y el alto potencial didáctico”, dice el doctor S. A. Turn, director del colegio. “Por sólo 29,90 recibiremos el equipo completo. Y calculamos que la adquisición de los terrenos necesarios para el armado, más su preparación adecuada, sólo insumiran unos veinte millones de dólares adicionales.”

Es probable que otros colegios se sumen pronto a la iniciativa del doctor Turn, ya que LYPS es ideal para jugar en grupo. “Nuestra propuesta es actualizar la posición de las piezas al menos una vez al día”, dice Ms. Lander, “para lo cual recomendamos contar con unos sesenta y cinco niños, particularmente por la cantidad de asteroides que intervienen, y la supervisión de cinco o seis adultos provistos de largavistas.” La venta de largavistas es uno de los rubros laterales a que se dedica Mens Sana Corp.

La empresa, hasta el desarrollo de este revolucionario juguete, sólo se ocupaba de negocios inmobiliarios. “Rubro en el que prevemos también una considerable expansión”, agrega Ms. Lander mientras parte rumbo a Pittsburgh.

Una luz

[8/7/2002]

Había una sola luz, allá lejos, más o menos en la dirección de la que venía el viento. Lo demás era negro. Se oía el mar y también el golpeteo arrítmico de una puerta entreabierta. En el cielo, una capa espesa de nubes ocultaba las estrellas. Todo perfecto, salvo aquella luz neblinosa, aquella lamparita terca rodeada de halos, aquel punto blanco que quería ser el centro del universo, que obligaba a desviar la vista para mirarla, que impedía pensar, que era origen y final de todas las cosas.

De Salinger

[8/7/2002]

Una de Salinger:

… the most singular difference between happiness and joy is that happiness is a solid and joy a liquid. Mine started to seep through its container as early as the next morning… (“De Daumier-Smith’s Blue Period”)

Otra:

“What I need is a cocker spaniel or something”, she said. “Somebody that looks like me.” (“Uncle Wiggily in Connecticut”)

Jorge Varlotta opina que Nine Stories es el mejor libro de cuentos que existe. Me parece que se queda corto.

Luisa

[8/7/2002]

Luisa vive en un nido de águilas con losa radiante. Desde sus ventanas se ve medio Río de la Plata y dos tercios de la zona norte de Buenos Aires. Cuando cumple años e invita, uno puede estar seguro de que va a haber comida riquísima, buenos tintos y demasiado humo de cigarrillo, aunque ella no fuma. Chistes también, contados por alguien que parece haber ensayado toda la semana (¿cómo se hace para recordar y contar ocho o diez chistes al hilo, sin tomar aliento?). Y varias instancias de charla sobre la gente que se fue, la gente que se queda, la gente que vuelve, la gente que va a todas partes y la que no va a ningún lado. Sobre gatos también, como Felipa, que apenas me dedica un rápido paseo sobre mis piernas para ir a parar a otras que le gustan más.

El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos. Pero Luisa, desde que la conozco, lo hace con más clase que nadie.