La empresa hará esfuerzos para adecuarse a los nuevos requerimientos, pero los perros ladran cada vez más fuerte, allá en las jaulas del fondo, y no tenemos puertas que den al oeste. He de ser honesto, entonces: las utilidades crecerán el día en que cada escritorio tenga raíces firmes, en que las marcas de las paredes tracen patrones reconocibles, en que los huecos entre los listones de cada persiana dejen ver la salida del sol. Es verdad que hay signos promisorios. Nuestro servicio de atención al cliente ha encontrado el camino en una combinación creativa de música sacra y fotos de Marte. El departamento de ventas se encuentra inundado hasta las rodillas, mientras el sótano se expande hasta abarcar la mitad de la playa de estacionamiento. Investigación y Desarrollo tiene más niños que Recursos Humanos. Así es, señores. Nuestro modelo corporativo permite animales y plantas, pero no minerales. Nada de minerales, y esta es mi última palabra.
Mes: mayo 2005
Se encuentran a mitad de camino y a partir de entonces siguen juntos, pero sin saber si están yendo o volviendo.
Faltan cuarenta y seis palabras para el fin del mundo, y transcurren sin temor como si quien las pronuncia no supiera contarlas, o no conociera el desenlace, o pensara que en realidad nada va a ocurrir, que de todas maneras la existencia es ilusión, espejismo, palabrerío.
En el bar cerrado las sillas están sobre las mesas, los platos sobre las tazas, y el mozo practica yoga.
El capitán del barco decidió hundirse cuando al barco aún le quedaban muchos años de seguir a flote.
Un solo Shakespeare con pluma, tinta y papel jamás igualará la producción de infinitos monos con infinitos procesadores de texto.
Pensó mucho en que debía ponerse a pensar, hasta que se distrajo.
¿Qué hacemos si en el momento de mayor suspenso, cuando el protagonista pende de una soga atada a un helicóptero sin piloto que vuela a gran velocidad hacia una montaña de roca pura, hay una alarma de incendio, se interrumpe la proyección y nos evacúan a todos, mientras mueren el director de la película y el autor del libro original, siniestros accidentes ocurren a técnicos, actores y hasta ejecutivos de la empresa productora, una repentina enfermedad neurológica cuyo principal resultado es la amnesia más profunda ataca a todos los que vieron la película antes que nosotros, y nunca más, pero nunca nunca llegamos a enterarnos de lo que pasa a continuación?
El lugar está lleno de gente. Todos de pie. Conversamos. De vez en cuando suena una risa por encima del murmullo. Dos camareras pasan con bandejas de canapés. Con cierta frecuencia alguien se desprende de un grupo y va a la deriva hasta que otro grupo lo absorbe. En ambos extremos del salón hay ventanas por las que nadie mira. La gente se divide entre quienes se meten la servilleta usada en el bolsillo y quienes la dejan en una de las mesas repartidas por el lugar. Junto a la puerta por donde entran y salen las camareras hay un ascensor, pero hace tiempo que no funciona. Algunos, los más antiguos, recordamos el sonido de la campanilla que anunciaba su llegada. Sin embargo, el ascensor ya no es tema de conversación. Ahora lo que nos preocupa es que un día dejen de llegar los canapés.
Blanco y ladrillo son los colores dominantes que veo por la ventana, en dirección contraria a donde se está poniendo el sol, tanto en los edificios como en el cielo.