Categoría: Jorge Varlotta

Trabajé junto a Jorge Varlotta (más conocido como Mario Levrero) en la editorial de Juegos para Gente de Mente, allá por los ochenta. Nos hicimos muy amigos. Ahora me di un gustazo formidable: reunir en este libro las columnas que escribió para la revista entre 1985 y 1987. ¡Muchas gracias a Alicia Hoppe, Juan Ignacio Fernández, Nicolás Varlotta y Carla Varlotta, además de los buenos oficios de Claudia Bernaldo de Quirós, por la confianza que me tuvieron y la posibilidad de hacer realidad esto!

Lo que sigue es el texto que publicamos en las redes para anunciarlo:

¡Súper novedad de Dábale Arroz! El nuevo libro de Mario Levrero, “El boliche de Alvar Tot”, recupera por primera vez las columnas que el autor escribía para la revista Juegos para Gente de Mente. La sabiduría de la revista Para Ti en 1923. Los misterios insondables de la sota. La conversión de cuadros de historieta en chistes desopilantes. La ciencia del boxeo. Los sueños, las lecturas, las obsesiones cotidianas. Con estos y otros temas, los capítulos de este libro reúnen el pensamiento original de Levrero, su humor característico y una relación sorprendente, de gran calidez, con los lectores. Está en nuestra tienda.

Ayer, domingo 30 de junio, The Guardian publicó una reseña de Empty Words, la traducción al inglés de El discurso vacío, de Mario Levrero (Jorge Varlotta). Un placer: la reseña muestra cómo es leer ese libro sin haber conocido al autor en persona. Y otro placer: la nota está ilustrada con una foto que le saqué a Jorge en Colonia del Sacramento, febrero de 1991, que también aparece en la contratapa del libro. (Por la foto, la editorial me hizo llegar un ejemplar.)

Este fin de semana, 12 y 13 de mayo, hubo un homenaje a Mario Levrero en la Feria del Libro de Buenos Aires. Fue en el stand de Montevideo, ciudad invitada de honor de la feria. Entre otras actividades hubo una larga “conversación moderada por Gabriel
Sosa. Con Carla Varlotta, Gonzalo Leitón, Eduardo Giménez, Alicia Hoppe, Juan Ignacio Fernández, Felipe Polleri y Elvio Gandolfo” (citando el programa). Nos fuimos sucediendo con el micrófono, ante la paciencia de Gabriel Sosa, desde las 17.30 hasta las 21. Una maratón. Detrás de nosotros proyectaban un loop de fotos de Jorge de distintas épocas, incluyendo unas cuantas que yo no conocía (y unas cuantas de las que le tomé en Colonia en 1991). Tuve la suerte de que estuvo Natalia Méndez, que sacó estas fotos:

Hoy la revista Ñ habla de Jorge, mi amigo del alma, más conocido como Mario Levrero. Las notas están ilustradas con algunas de las fotos que le saqué en febrero de 1991, en Colonia del Sacramento. En ese momento Jorge tenía 51 años. Estaba escribiendo lo que luego sería El discurso vacío.

Hay más fotos de ese momento acá, en mi blog.

Marzo de 1991. Hicimos este corto policial de forma casera, en una noche, para divertirnos, en la casa de Alicia y Jorge (Colonia del Sacramento, Uruguay). Jorge (más conocido como Mario Levrero) es el asesino. Juan Ignacio Fernández Hoppe (por entonces un chico de 10 años), la víctima. Elvio Gandolfo, el detective. Mi tarea fue llevar la cámara y, luego, hacer la edición.

En esta versión, tras el corto agregué una toma de cuatro minutos en la que se ve a Jorge escribiendo los créditos que usaríamos. Debe ser el único video que existe de Mario Levrero frente a su máquina de escribir.

Hasta ayer, por veintidós años, este video fue un secreto. Lo vimos quienes participamos en él, y unos pocos amigos cercanos. El lunes pasado (28 de octubre) se “estrenó”, en unas Jornadas sobre Mario Levrero organizadas por la Universidad de Tres de Febrero. En ese momento avisé que el paso siguiente eran YouTube y Facebook, y al otro día lo publiqué. No dije nada del blog, claro, pero acá también tenía que estar.

A principios de 1991 fui a Colonia del Sacramento, a visitar a Jorge, mi amigo del alma. Llevé una cámara de fotos que me prestó Douglas, mi otro amigo del alma. Durante los días que pasé en su casa, Jorge y yo nos sacamos mutuamente una cantidad de fotos. Un par de esas fotos llegaron a ser publicadas mucho tiempo después (a través de copias que conservaron Alicia y Juan Ignacio, la familia de Jorge), cosa que me encantó. Pero nunca me animé a ponerlas en mi blog. Ahora que pasaron veinte años (¡veinte años!) me siento lo bastante audaz como para juntar esas dos con algunas más y publicarlas aquí. (Siempre admiré a Mario Levrero, aún antes de conocerlo. Pero en estas fotos quien está es Jorge, mi amigo, y por eso insisto en el nombre íntimo y no el nombre de las tapas de libros.)

Entre 2002 y 2003, Jorge Varlotta apareció muchas veces en este weblog. Más de las que recordaba, en realidad. Busqué su nombre (usando el buscador que aparece arriba a la derecha), y me encontré con todo esto.

Los invito a pasar, y también a ver el relato “Un bicho peludo”, firmado por Mario Levrero y publicado aquí por primera vez (en julio de 2002).

(Aclaraciones: hay un par de posts en los que Jorge sólo aparece nombrado al pasar, pero la mayoría lo tienen por autor o protagonista. El post más reciente y único de este año, lamentablemente, es el anuncio de su muerte el 30 de agosto pasado. Recordar ahora algunos de sus aspectos más lúdicos, con los que solía iluminar esta página, va como un homenaje muy pequeño.)

Esta mañana se murió mi amigo del alma Jorge Varlotta.

Aquí informan algo.

Tomé la foto en Colonia del Sacramento en 1991. Hacer click para verla más grande (y si alguien la quiere reproducir, por favor que lo haga sin pedir permiso).

Copio textualmente, con el debido permiso, un email de Jorge Varlotta (alias Mario Levrero):

Hay una peligrosa gimenización de mis insomnios. Cuando cierro el libro e intento dormir, desde unos días se me ocurren cosas interesantes o divertidas. Por ejemplo, apareció el:

incrustáceo (obviamente, animalito que tiene la virtud de incrustarse en variedad de objetos).

Y también apareció una serie, que iba escribiendo mentalmente en lugar de entregarme al descanso reparador. La copio más abajo, consciente de que tal vez no sea demasiado original.

Y en las madrugadas siguientes me dediqué a escribir, siempre mentalmente, algunos episodios de mi vida sucedidos en 1972.

Creo que sos una mala influencia.

[3/6/2003]

Desesperado, Jorge Varlotta me pide que ponga aquí esta pregunta, por si algún visitante sabe la respuesta:

¿Será posible que algún juego del Free Cell (“Carta blanca”) no tenga solución? Por ejemplo, no he conseguido resolver el juego Nº 1941.

Qué amigos tan raros tengo.